lunes, 30 de julio de 2012

¿Juzgar o no juzgar?


"No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido." Mateo 7:1


Alguien me preguntó en estos días si está bien como cristianos denunciar el pecado y si hacerlo se opone a lo que Jesús enseñó: "no juzgar para que no seamos juzgados". Me pareció una buena idea también explicar este texto en esta entrada, puesto que Mateo 7:1 suele ser el caballito de batalla para defender cosas que bíblicamente son indefendibles.



Lo primero que debiéramos considerar es: si realmente Jesús enseñó a no juzgar nada en absoluto. Si esto es así, ¿no es una contradicción el que él mismo juzgara a los fariseos? Y ¿qué hacemos con Juan 7:4 en donde Jesús mismo dice: " No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio." ? ¿Se equivocó entonces Pablo  en 1 Corintios en juzgar a la persona que vivía en fornicación con su madrastra, ordenando a los hermanos echarlo de la iglesia?
Haciéndonos tales preguntas podemos ver que interpretar el pasaje de esa manera lo pondría en conflicto con otras partes de las Escrituras, y el problema está en que aislado de su contexto pierde el verdadero significado que Jesús quiso dar a tal expresión.
En el mismo v. 6, por ejemplo, nos insta a "juzgar":


"No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen."


Al hablar de "cerdos" y "perros" debemos tener en cuenta que estos animales eran ceremonialmente impuros y provocaban asco y repuganacia a los judíos. Los perros, diferente a lo que estamos acostumbrados a ver en nuestra cultura, eran salvajes y se alimentaban de los desperdicios y otros animales muertos por lo que eran mal vistos, no solo por los judíos, sino por todos los antiguos. Este lenguaje tan crudo es usado para exponer  el caso contrario a "no juzgar", es decir "juzgar" o discernir el carácter de las personas a quienes compartimos las riquezas y verdades del evangelio.
En otras palabras, no podemos imponer tales cosas a la fuerza en aquellos que desprecian la verdad o se burlan de ella, "los perros y los cerdos". Piensa: para determinar esto, ¿no debemos "juzgar"?.

Los v. 15 y 16 también nos instan a "juzgar":


"Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?"

¿Cómo determinamos quién es un falso profeta que finge ser una oveja siendo en realidad un lobo?  "Juzgando" los frutos.
Entonces, al decir "no juzguéis, para que no seáis juzgados", no quiso decir que el juicio queda   prohibido de una manera absoluta. No enseña a no juzgar absolutamente nada, sino juzgar de una manera correcta.
El texto en realidad prohibe el juzgar sin considerar nuestros propios pecados, por eso los v. 2-6 dicen:

"¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? 
¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? 
¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano."

Jesús condena aquí el juzgar de manera inmisericorde una pequeña falta ajena teniendo nosotros un pecado mayor sin estar dispuestos a corregirlo ni a ser corregidos. ¿No es esta la actitud que tenían alguno de los fariseos contemporáneos de Jesús? Hipócritamente condenaban el pecado, mostrando así cierto "celo por la verdad", pero no estaban dispuestos a mirar ni admitir el suyo. 
Como alguien dijo: "tienen el pecado ajeno delante de sus ojos y tiran a sus espaldas el propio"

Lee el párrafo completo con un breve paréntesis aclaratorio que añadí y se hará más claro lo que he tratado de explicar hasta aquí: 

"No juzguéis, para que no seáis juzgados. 
 Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido.
 ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? 
¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? 
 ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano. 
(Es decir, antes de corregir a otro, corrígete, pero...)
 No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen." 

Nos encontramos en el próximo post. 

  


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